Combustible por un tubo (Intestinal)

¿Está seguro que su Coli es de calidad?, preguntó Jacinto al vendedor. ¡Por supuesto, la calidad está garantizada! Mire, vamos a hacer una cosa, yo le envío de forma gratuita una muestra de la bacteria con su caldo de cultivo, y en aproximadamente una semana le sintetizará unos 5 litros de biocombustible. Lo prueba en la moto, y si le satisface, le mando un kit para fabricar 50 litros al mes durante 1 año, al cabo del cual, la bacteria dejará de funcionar de forma programada, ¿de acuerdo? Me parece bien -dijo Jacinto-, mándeme la muestra que la pruebe. Otra cosa, en caso de encargarles el kit ¿puedo pagar en bitcoins?. Sin problemas, le dijo el vendedor.

Hace unos años el panorama de las reservas de petróleo no podía ser más sombrío: quedaba poco, y además de difícil extracción. Luego se descubrieron algunos yacimientos que venían a prolongar en algunos años el final, hasta que el precio del combustible, y los avances tecnológicos hicieron rentable una técnica de extracción mediante la fractura hidráulica de las rocas – técnica conocida como «fracking» -, que promete petróleo y gas para muchos años más, pero con posibles inconvenientes a nivel medioambiental.

Pero no vamos a hablar del «fracking» (que utiliza un tubo para la extracción del petróleo y del gas), sino de nuestro tubo digestivo, en el que habita la bacteria más estudiada por la medicina: la Escherichia coli (más conocida como E. Coli). E. coli forma parte de nuestra flora intestinal, es necesaria para el buen funcionamiento de nuestro tubo digestivo (aunque en ocasiones puede provocarnos infecciones).

Pero lo que aquí nos interesa es saber qué tiene que ver E. Coli con la moto de Jacinto. Pues asómbrense: mediante ingeniería genética se han modificado los genes de la bacteria para que produzca un biocombustible similar al petróleo. De momento se sabe que el diesel que produce la bacteria E. coli es totalmente compatible con los motores modernos y su combustión emite menor cantidad de CO2 que el diesel actual. El descubrimiento es realmente espectacular y, puede tener numerosas implicaciones económicas a nivel mundial, dado que el biocombustible de origen bacteriano sería ilimitado. No obstante, se piensa que han de transcurrir varios años para que el biodiesel procedente de nuestro tubo digestivo, se encuentre a la venta en los surtidores.

¿Se han fijado que Jacinto piensa pagar en el futuro su kit de biocombustible con la nueva moneda que circula por Internet y que se llama Bitcoin?… pues no se extrañe, porque en Chipre quieren abrir el primer cajero de Bitcoin.