Gladiadores sobre ruedas

Piensa en algún tipo de disciplina deportiva peligrosa que se practique hoy en día. Bien, ¿lo tienes? ¿Qué ha sido: boxeo, toros, salto base…? Podría ser cualquiera de ellas, ya que son todas actividades de riesgo, y de hecho,  practicando esta última -considerado como el deporte más peligroso- la probabilidad de morir es de 1 entre 2300 saltos; se estima en que en los últimos 30 años han perdido la vida 170 personas practicando esta actividad. Pues bien, hoy os hablaré de una carrera de motos que se celebra durante sólo dos semanas al año y en la que siempre muere al menos una persona de media. En total, 138  desde que comenzara a celebrarse en 1907. Este año han fallecido dos: Karl Harris y Gary Johnson; En paz descansen.

El Tourist Trophy de la Isla de Man se celebra todos los años a principio de junio y está considerada como la carrera más peligrosa del mundo. La peligrosidad del trazado reside en que no se trata de un circuito fijo, sino de una carrera cronometrada por carreteras convencionales en las que se alcanzan más de 300 km/hora. Imagínate a unos tíos llevando motos de más de 200 caballos al límite por carreteras de montaña y pueblos mientras rozan con la rodilla en los bordillos y en los muros con el hombro. Pues esto es lo que sucede: cualquier pequeño error tiene consecuencias dramáticas.

¿Pero, por qué se hacen si son tan peligrosas? Hay varios motivos. El primero es la tradición de la zona: en Irlanda existe un campeonato permanente de carreras en carretera abierta, el GP del Ulster  o la Southern 100 son otros ejemplos en la modalidad.  El segundo es por tradición motorista: se lleva corriendo desde 1907 en la isla y hasta 1977 fue parte del campeonato del mundo de motociclismo, leyendas como Giacomo Agostini o Mike Hailwood se agrandaron gracias a su temerario trazado. De hecho, una de las ambiciones personales de Soichiro Honda cuando empezó a fabricar motocicletas fue que algún día sus máquinas llegaran a rodar por la isla. El tercer motivo es precisamente el propio peligro: pese a haberse llevado tantas vidas, el TT de la isla de Man sigue siendo el desafío supremo para cualquier motorista. Puede que no se requiera una técnica como la de Moto GP, pero la determinación, valor y concentración que precisa la Isla no es comparable a nada.

Los pilotos que corren en el TT no son estrellas. No son gente que gana mucho dinero. Es más, en la mayoría de los casos es gente que pone dinero de su propio bolsillo (con la ayuda de `sponsors´) para competir jugándose el pellejo. No son gente como los pilotos del mundial, a los que sus padres les sentaron sobre una moto cuando tenían tres años y no han salido de un circuito en su vida. Estos tipos son como tú y como yo, gente que en la mayoría de los casos tiene experiencia en competición, pero no vive de ello. Hay de todo: desde mecánicos a fontaneros y oficinistas, jóvenes y no tan jóvenes, padres de familia o solteros, hombres y alguna mujer de múltiples nacionalidades. Y sólo una cosa les mueve a correr en la isla: su pasión por la moto, por la velocidad, por sentirse libres.

Creo que al final todo va de eso. De  la libertad para decidir cómo vivir tu vida. No de vivir o morir (eso ya es cosa del destino), si no para hacer lo que realmente te motiva sin miedo a las consecuencias. Karl Harris y Johnson han perdido la vida este año en la isla, pero la perdieron haciendo lo que más querían, y por ello, merecen mi admiración y mi respeto. Ya lo dijo Valentino Rossi: «hay que ir a la isla de Man para comprenderla». Yo, espero poder ir el año que viene. Vsss y ráfagas