Born to be wild

Aprovechando la reciente celebración de la ceremonia de los Oscars, pensaba hablar hoy de otra de mis aficiones: El cine. Pero ya que este es un blog sobre el mundo de la moto… ¿por qué no combinar ambas y ponernos al día con las películas de motos?

Al pensar en las motos en el séptimo arte me viene en mente un título fundamental: On any Sunday. Y es que si eres aficionado al motociclismo, la conocerás seguro; por el contrario, si por cualquier razón todavía no la has visto, corre en dirección a un videoclub, busca en Google o haz lo que sea necesario para visionarla, ya que resulta imprescindible. Otra gran película sobre el mundo de la moto (ésta del mundial de motociclismo) es Continental Circus. Ambas, además de utilizar los vehículos de dos ruedas como protagonista, tienen en común el género documental. Y es que en el mercado del séptimo arte y la televisión existe un sinfín de producciones de este tipo increíbles sobre los mundiales, pilotos, la Isla de Man, motocross, enduro, cafe racers…Vamos todo lo que queramos, no hay más que darse una vuelta por Youtube.

Pero no es de documentales de lo que quiero hablar. Quiero hablar de películas de ficción, y créame si le digo, que de motos, no hay tantas que merezcan la pena. El motivo es bastante simple: El grueso de la industria cinematográfica internacional es americano, por lo que se mueve a menudo motivado por los gustos de una gente a la que les flipan las Harley, y eso, es tremendamente peligroso. Cuando usted se compra una Harley Davidson no compra solo una moto, compra un mito, el mito del rebelde, del Outlaw. En el cine americano pasa lo mismo. Parece que el único motero que existe es el barbudo melenudo que busca bronca en garitos de billar. Pues me va a perdonar usted, pero esto es una tontería como un piano de grande. El verdadero motero va a diario al curro con su moto (haga el tiempo que haga), sale el fin de semana con sus colegas moteros, y de vez en cuando (cuando puede) se hace un viajecito. Pero poco más. Las barbas y los tatuajes son opcionales.

De ahí que la película «de motos» más conocida de la historia sea Easy Rider. Dicha película, protagonizada, dirigida, producida y escrita por Peter Fonda y Dennis Hopper, va de dos Hippies melenudos en busca de sí mismos, en un viaje a ratos en moto y a ratos en ácido. Pero me parece que no acaba de capturar el espíritu de las dos ruedas, sino más bien, el de una época de cambios sociales en la que la moto pasa por ser un cliché social. Eso sí, la fotografía y la banda sonora son de auténtico lujo. Algo similar pasa con The wild one, protagonizada por Marlon Brando. Como película es buena, pero su título lo dice todo: El Salvaje. La ironía está, en que, el que haya visto la película, sabe que en el fondo Johny (el personaje de Brando) no es un salvaje desalmado, sino un tío sensible con fachada de duro. Algo más habitual de lo que parece. Aparte de estos dos grandes títulos, existe todo un subgénero de cine entre los años sesenta y setenta de moteros matones y camorristas de los cuales algún título como Hells Angels on Wheels (con un jovencísimo Jack Nicholson) o Hells Angels 69 tienen cierta gracia, pero si están interesados en este tipo de cine puede que les interese más pasarse a la acera de enfrente (la de los coches) y ver Vanishing Point o Dirty Mary, Crazy Larry. Como películas, tienen más sustancia. En el apartado de europeas nos encontramos con Quadrophenia (producida por The Who), película que retrataba la célebre rivalidad entre Mods y Rockers en la Inglaterra de los sesenta. Y poco más que merezca la pena.

Pero vayamos a lo bueno. Mi película favorita de motos es The world fastest Indian. En ella creo que se retratan a la perfección los valores del mundo motero: Tenacidad, amistad, vivir el momento, amplitud de miras y un puntito de locura. Y por si alguien no la ha visto, no desvelaré nada del argumento. Sólo que está basada en una historia real, y que yo personalmente, podría verla mil veces. Además Burt Munro (protagonista de la película, interpretado por Anthony Hopkins), tiene en ella una de mis citas favoritas: «Se vive más yendo a tope en una moto como esta, cinco minutos, de lo que alguna gente vive en toda su vida».

En fin, espero que en no mucho tiempo la industria cinematográfica europea se anime a hacer una película con motos, moteros y piques de verdad. Porque de momento lo más aproximado a la realidad que he visto en la ficción son los comics del Joe Bar Team. Pues mira…no es mala idea. ¿Para cuándo una película del Joe Bar Team? Eso sí, les costaría mucho encontrar un seguro para la producción. Pero es una idea.