Con un par… pero bien seguro

Cada vez menos personas observan el golf como algo exclusivo de esos privilegiados que, por envidia malsana, tildamos temerariamente de ricachones y/o vividores. Por suerte, esos tiempos ya son historia pasada y resulta normal observar cómo féminas y hombres, adultos, jóvenes, abuelos y niños, de toda condición y pelaje van con su bolsa de palos de golf colgada o alojada en un carrito. La democratización del golf tiene dos lecturas. La positiva es que muchos podemos disfrutar de este magnífico deporte. La menos apetecible es que abundan más los que añoran los palos y material de golf ajeno; son más frecuentes las bolas despistadas que pueden acabar impactando sobre otros jugadores de forma leve o no; o que un cambio meteorológico imprevisto cambie radicalmente unas vacaciones que se presentaban maravillosas… En definitiva, se multiplican los motivos por los que no es ninguna tontería suscribir algún tipo de seguro relacionado con el golf.

No estamos hablando de esas bolas que abandonamos con pena en el fondo del lago, debido a que nuestro enérgico swing progresa adecuadamente pero aún no lo suficiente. Hablamos de practicar el golf en condiciones sin depender de tantas incertidumbres, más allá de si la bola entra o no en el hoyo. Y como las vacaciones están a la vuelta de la esquina vamos a valorar qué cobertura para la práctica del golf nos encaja mejor, tanto por el presupuesto que tengamos como por las circunstancias particulares y las propuestas que existen en el mercado.

Me centro en los aspectos básicos para que a partir de ellos cada cual busque qué pólizas le viene mejor. Empecemos por lo menos apetecible pero que, por eso mismo, es imprescindible: la cobertura médica. Para evitar malas sensaciones eludo detallar pero – créeme-, también en una preciosa pradera verde con banderitas, lagos y árboles se producen accidentes no pequeños: palos que en manos propias y ajenas giran a toda velocidad cerca de otras personas; bolas que no acaban de encontrar la calle que nos conduce al green y terminan cerca (o muy cerca) de los que jugadores del hoyo siguiente… en fin, la física no falla: una bola de golf es un verdadero proyectil, una bala. Más vale estar asegurado por lo que pueda pasar.

El material de golf requiere estar atento: como nos recomiendan en los aeropuertos no conviene dejarlo solo… casi como con los niños y las mascotas. El golf es un deporte de personas formales, serias, con posibles… pero, como en todas partes, hay gente para todo. Así que mi recomendación es asegurar los palos, bolsas, carritos… que vayas a utilizar, también los que alquiles si es el caso.

Ibas ufano a tu partido de golf y resulta que te has despertado con fiebre o lumbago o lo que sea pero que te impide salir al campo. ¿Qué pasa con tus costosos Green Fees? ¿Lo pierdes? Si tienes el seguro adecuado, no pasa nada. Qué pena que por una lesión o enfermedad no prevista tengas lamentar doblemente tu ausencia en el campo. Bastante tienes con quedarte en casita o en el hotel casi sin moverte como para que encima pierdas el dinero. ¿No te parece?

Los clubes de golf son una opción interesante para los seguros. Lógicamente ellos saben de golf más que Tiger Woods y Sergio García juntos, así que han inventado unas coberturas muy completas que abarcan más allá de lo que sucede a lo largo de los 18 hoyos. Por poner un ejemplo: tú y los tuyos llegáis perfectamente pero el equipaje no; estas cosas pasan alguna vez en la vida. ¿De qué sirve estar allí si tu material de golf anda «distraído» por algún aeropuerto del planeta? La solución viene de la mano de los seguros de vacaciones de golf que garantizan indemnización por causa de pérdida o rotura y, normalmente, el resto de coberturas: médicas, repatriación, robo, etc. Quizá no estés aún en edad como para ir por la vida en buggy pero sí conviene que sepas que se trata de unos vehículos de verdad, no son cochecitos de juguete. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que hay que andarse con cuidado porque la posibilidad de accidentes existe y no sólo en mi imaginación. Por muy bucólicos que nos parezcan las peripecias de un buggy maniobrando junto al borde de un búnker de arena rodeado de hierba… el accidente (vuelco, atropello…) es tan posible como en el mundo de los automóviles. No creo que haya que extenderse mucho para hacerse cargo del peligro y la conveniencia del seguro. Incluso maquinaria «inocente» instalada o que transita por los campos de golf, como segadoras, dumpers, carritos recogepelotas, etc… podrían volverse contra nosotros de forma inesperada, inocente, sí, pero con resultados penosos para nuestra integridad física.

Ya sé que a estas alturas lo que te dan ganas es de devolver la licencia de golf y revender el costoso material de golf que pediste a los reyes magos. Pero no, eso es sólo una primera reacción, lo suyo es que te asegures y disfrutes del aire libre de hoyo en hoyo, día tras día de esas vacaciones que ya están llamando a tu puerta. Así te lo digo: con un par