Mutuas de seguros, una entidad singular

En muchas ocasiones, cuando estamos buscando en el mercado un seguro de coche, de hogar o cualquier otro, no advertimos ninguna diferencia entre mutuas y compañías de seguros, llegando a considerarlas el mismo tipo de entidad. Sin embargo, ¿son iguales?

Lo primero que se debe considerar, es la definición de mutua. Es una entidad aseguradora sin ánimo de lucro, que es propiedad de los mutualistas (los clientes). Eso quiere decir, que mientras el principio básico de una aseguradora tradicional es el de generar el mayor beneficio para sus accionistas, las Mutuas tienen como objetivo maximizar los beneficios que obtienen sus mutualistas a través de los servicios que ésta presta.

No obstante, algunos estudiosos del sector asegurador hacen otra diferenciación dentro del grupo de Compañías de Seguros. Podemos encontrar compañías tradicionales o directas.

Las primeras venden muchos de sus productos a través de amplias redes de agentes y corredurías de seguros. Una parte importante de su estrategia es ofrecer un trato personal.

Por otro lado, las Aseguradoras Directas, establecen un contacto directo con el cliente, prescindiendo así de los elevados costes que suponen las oficinas de representación. Si bien el medio de contacto principal sigue siendo el teléfono, estas compañías fueron las pioneras en aprovechar el auge de la venta de seguros online.

Volviendo a la entidad de interés en esta ocasión, la historia de las mutuas se remonta a principios del siglo XX. Estas entidades nacieron como asociaciones, en las que los integrantes pagaban una cuota, con la que cubrirían las necesidades de los afectados, en caso de percance. El sector del transporte fue el principal impulsor de esta fórmula.

A la «Federació Industrial de I’Autotransporte de Catalunya» en el año 1930 le siguió Mutua Madrileña del Taxi, cuya pretensión era la misma pero enfocada a los taxistas madrileños. Tras ellas, la Mutua de Propietarios de Fincas Rústicas Españolas, destinado a los agricultores. Y así sucesivamente.

A día de hoy, dado el amplio elenco de compañías de seguros, y su interés en asegurar sectores como los taxistas o agricultores, no es común que surjan más Mutuas, ya que, no existe esa necesidad de asociación.

Sin embargo, hay un caso que vale la pena destacar. Como excepción a la regla, encontramos una iniciativa a nivel de Mutua de Seguros que se llevó a cabo recientemente en España. En esta, sus asociados unen sus fuerzas para poder solucionar un problema que han tenido durante muchos años los aficionados a las motos: encontrar un seguro a su medida.

El sentimiento de mutualista se ha ido perdiendo, ya que, ya no es tan habitual tratar de forma distinta al mutualista de cómo lo trataría una Sociedad Anónima (Compañía de Seguros). Se pueden encontrar ciertas similitudes con el caso de las Cajas de Ahorro, que poco a poco, han ido perdiendo su espíritu fundacional.

Se puede considerar un resquicio de otra época, aunque, como hemos visto, aún hoy día puede ser útil como asociación.