Seguros con el calzado

El mundo del calzado es fascinante, y lleno de historias curiosas. Como vamos a ver, el calzado que elijamos puede tener una gran trascendencia para nuestra salud, la seguridad en la conducción, al caminar, e incluso para los seguros que contratemos. Pasemos a verlo:

Cómo probarse el calzado (muy importante): para que el calzado se adapte a nuestra fisiología, nos lo tenemos que probar siempre de pie (no sentados), dado que los pies se alargan cuando están soportando todo el peso del cuerpo.

Calzado para conducir automóviles: el zapato ideal es un deportivo (se ajusta perfectamente al pie, deja libre el tobillo, es flexible, y lleva suela de goma). No es conveniente la bota (limita el movimiento del tobillo). Tampoco el zapato de tacón alto (el tacón es inseguro para la conducción), ni chanclas o zuecos. Con respecto al tacón alto, se han desarrollado zapatos con tacones que se pliegan. Recientemente INESCOP (Instituto Tecnológico del Calzado y Conexas, que tiene su sede en Elda -Alicante-) ha presentado unas zapatillas para mujer diseñadas especialmente para la conducción de automóviles.

Recuerde: si al llegar al coche se cambia un calzado urbano por unos deportivos para conducir más cómodo, no deje el par debajo del asiento, pues un frenazo puede proyectarlos hacia delante e interferir con el funcionamiento de los pedales. Si ha llovido, intente secar las suelas antes de conducir (especialmente si son de cuero). Mantenga las alfombrillas del coche en buen estado, para que el calzado tenga un agarre óptimo. No se puede conducir con un pie escayolado, o vendado.

Calzado para conducir motocicletas y ciclomotores : lo ideal son las botas altas (también para el pasajero), por el riesgo de lesión ante una caída.

Calzado, caídas y seguros: las caídas son muy frecuentes en la vía pública y en los establecimientos, y especialmente cuando se es mayor. Las caídas general numerosas denuncias. Para evitar una caída, lo ideal es un zapato cerrado, los abiertos, como las pantuflas, son más inseguros, con cordones, de suela de goma (la suela de cuero no absorbe bien los impactos), con puntera redondeada para que los dedos no se monten, ni se deformen, que no lleve tacón ya que provoca un desequilibrio biomecánico de la marcha, y que la punta esté algo elevada para no tropezar. Procure que las personas mayores caminen con calzado cerrado (incluso por casa), y que no esté deteriorado (los zapatos viejos amortiguan menos, y provocan más caídas). Recuerde: los seguros de accidentes pueden tener en cuenta, a la hora de indemnizar una caída, si se estaba utilizando un calzado inseguro.

Curiosidades del calzado: aunque se sabe de forma indirecta que los humanos nos calzamos desde hace aproximadamente unos 40.000 años, el zapato más antiguo que se ha encontrado tiene una antigüedad de 5.500 años, es de cuero (de piel de vaca, y del número 37), y se encontraba en perfectas condiciones. Si observa que va necesitando un número mayor de calzado, no se asuste que no se está transformando en un Hobbit, resulta que los pies tienden a alargarse cuando nos hacernos mayores.