Gus, mi avatar, y yo

Gus, mi gestor personal de la Nube, activó a las 7,30 de la mañana el proyector holográfico de mi dormitorio. Una imagen en directo de la playa del Puerto de Mazarrón se fue formando por toda mi habitación. La imagen era perfecta, y bañaba toda la estancia. Gus transmitió los sonidos de un mar agitado, y sintetizó el intenso olor de las olas cuando rompen en la playa. Al abrir los ojos, me entretuve un rato observando cómo una gaviota planeaba por mi techo.

Muy bonito amanecer Gus. Por favor, proyecta un mar en calma, pero mantén la intensidad del olor, me ayuda a pensar mientras tomo el desayuno en la cama.

A las 8 Gus me avisó que una llamada holográfica esperaba. Era de un concesionario de la marca de mi automóvil, para hacerme una oferta. Adelante Gus, proyéctala, pero a mí que se me vea en modo avatar. Elige el número dos, el que se me ve en traje de chaqueta, y sentada en mi mesa de trabajo.

Gus fusionó la holografía entrante con la del avatar de trabajo de María. La escena que se formó fue la de un hombre de 35 años, alto, bien vestido, de pie, y situado frente a la mesa de trabajo con el avatar de María.

Buenos días María, gracias por atenderme. Me llamo Jack, y mi identificación para Europa, así como la de mi empresa están parpadeando al pie de mi imagen. Su gestor personal de la Nube puede comprobar los datos, si lo desea.

No hace falta, dijo María, ya lo he comprobado. Vayamos al grano, el mensaje que recibí ayer de usted me dejo preocupada, ¿Tan mal está mi coche? Sí, dijo Jack, los datos que nos mandan los sensores de su automóvil, y de los que disponemos en las carreteras, y en los vehículos de nuestra marca con los que se cruza usted a diario, predicen que su motor va a comenzar a tener fallos en unos 1000 km. No es grave, puede repararlo, pero creemos que le sale más rentable cambiar el coche. Queremos ofrecerle un nuevo modelo que estamos fabricando en nuestra planta más avanzada, que está en África. Se llama Ecomax-ultra, y lo tenemos actualmente en oferta.

Junto a Jack se proyectó la imagen holográfica a tamaño real del automóvil ¿Verdad que es bonito?, dijo Jack. ¿Desea que su avatar lo pruebe? Podemos dar una vuelta virtual por Madrid.

De acuerdo, probémoslo. María ordenó a Gus que situase su avatar en el puesto del conductor. La imagen holográfica del vehículo rodeó el avatar de Maria, que quedó situado en el asiento del piloto. A la vez se generó la imagen de la Gran Vía de Madrid, y el coche comenzó a circular virtualmente, y en modo automático.

Fascinante, realmente fascinante, dijo María. Pues debería probarlo en modo manual en nuestro circuito virtual de Mónaco. ¿Le apetece? Perfecto, vamos allá, respondió María.

Gus generó la imagen del circuito de Mónaco, y el avatar de María tomo los mandos. ¡Genial¡ ¡Genial¡ repetía María. ¡Este es mi coche!
Vale Jack, ¿cuánto cuesta? Dado que es una buena clienta, se lo ofertamos en 15.000 créditos. Un verdadero regalo. Además, piense que si lo conduce en modo automático, podrá trabajar mientras viaja. Piense que funciona únicamente con energía solar, por lo que no tiene que pagar emisiones de carbono, y además, le garantizamos que nunca sufrirá un accidente, gracias a su acreditado sistema de navegación multi-inteligente, por lo que sólo necesitará un seguro de reinicio informático del sistema operativo, por si le ataca por la carretera de un país no confederado un prión informático. Lo dicho, un regalo, pero si no está en su momento económico favorable, recuerde que también cabe la posibilidad de compartir la propiedad con otra persona de su ciudad, le saldría por 7.500 créditos. Nosotros le podemos buscar, la persona, y el seguro que más le conviene.

De regalo nada, Jack, ¡un pastón! pero, lo pensaré, estudiaré la oferta. Le llamo en 2 &oacut
Gus cortó las holografías, y la habitación se quedó con su aspecto normal. María abrió la ventana, y observó el jard&i
Mientras Gus comparaba precios, proyectó en la habitación la holografía de su madre. ¡Hola mamá!, dijo María,… ¿me dejarías 1000 créditos?