Seguro de amortización: ventajas para una vida hipotecada

Un reciente estudio acerca del mercado asegurador en España destaca una serie de barreras a la hora de contratar un seguro de vida, y que se desprenden de una encuesta: desconocimiento, lejanía, desconfianza y cultura de negación del riesgo.

Los seguros, en general, son percibidos como productos complicados. La famosa letra pequeña y su complejo vocabulario técnico provocan desconfianza y dificultan la comprensión clara de sus funciones y ventajas.

Por ello, las compañías aseguradoras deberían tomar nota de estos estudios y trabajar hacia la eliminación de barreras; ya que pueden dificultar su crecimiento y el servicio post-venta de sus productos.

Sin embargo, la cultura de negación del riesgo, sobre todo cuando se es joven, no es nada achacable a la actuación de las compañías aseguradoras.

Un claro ejemplo, donde se muestran todas estas deficiencias y que verifican el desconocimiento que arrojan lo seguros, es cuando adquiere un seguro de amortización. Ya que, resulta una práctica habitual que el banco en el que se contrata la hipoteca de una vivienda, prácticamente exija que, a su vez, se contrate un seguro de amortización de préstamo sin saber a ciencia cierta qué es esto.

En primer lugar debo definir este tipo de seguro que, en muchas ocasiones, no se conoce a pesar de tenerlo contratado. Este producto cubre la parte pendiente de amortizar de un préstamo en un momento dado. Es decir, cubre el principal que todavía tenemos que pagar al banco. En caso de invalidez absoluta o fallecimiento, el seguro pagará al banco el importe la deuda pendiente ligada al seguro.

Explicado de esta forma, es un seguro interesante para cualquier tipo de cliente. No obstante, para aquellos que tienen una familia puede resultar incluso más atractivo ya que, ante una desgracia, los beneficiarios y herederos evitarían soportar una carga financiera.

Sin embargo, mi experiencia en este sector me hace tener la percepción de que, en muchos casos, no se explican las ventajas de este seguro. Simplemente se impone al cliente. Lo que puede provocar su cancelación sin que éste sea consciente de qué coberturas incluye.

Exigir la contratación de un seguro, sin explicarlo detalladamente, es una clara deficiencia comercial. En términos populares: “pan para hoy y hambre para mañana”.

Probablemente, si se argumentaran y explicarán sus ventajas y beneficios, saldrían ganando tanto las aseguradoras, los bancos y, por supuesto, los clientes. Y de esta forma, podrían asegurar una vida más tranquila.