Un lujo de seguros

En muchas ocasiones sentimos que la gente rica vive en una burbuja aislada del resto de la sociedad, con la que mantiene una relación escasa.

Esto provoca que vivamos en un mundo separado por niveles de poder adquisitivo, de lo cual las empresas sacan provecho. Y, al fin y al cabo, las entidades aseguradoras son empresas que también realizan esa fragmentación del mercado según la renta disponible.

Es por ello que podemos encontrar determinadas ocasiones en las que estas empresas ofrezcan productos dirigidos a clientes con un poder adquisitivo muy alto.

Un ejemplo son los seguros para viviendas de lujo. Normalmente, en la definición de este tipo de hogares entrarían los de valor superior a un millón de euros, sumando el valor de  la edificación y del mobiliario. Como podemos imaginar, el tamaño de la casa es indiferente, lo que importa es el valor de esta.

Este tipo especial de seguros tienen muchas coberturas en común con los seguros del hogar estándares. Sin embargo, algunas de las coberturas extra que ofrecen están destinadas a asegurar los objetos de arte que pudieran estar en la vivienda, o incluso hasta el hurto por parte del servicio doméstico.

Otro ejemplo de seguros especiales son los específicos para coches de lujo o alta gama. Para ver hasta qué punto este mercado difiere del resto, podemos fijarnos en un dato. El año 2011 fue uno de los peores años que se recuerdan en el sector automovilístico, sin embargo, la venta de coches de alta gama o lujo aumentó.

Cuando consideramos coches de alta gama, la cifra a partir de la cual debemos utilizar esta denominación son 65.000 euros.

No obstante, muchas compañías aseguradoras rehúsan de realizar seguros a este tipo de vehículos. Las pocas entidades que aceptan asegurar estos automóviles, por norma general, sólo ofrecen la posibilidad de realizar seguros a todo riesgo, con o sin franquicia.

Además, no acaban ahí las dificultades. Una vez encontrada la compañía adecuada, el precio que vamos a obtener por el seguro es bastante elevado. Algunos estudios han revelado, que el precio medio por este tipo de coches supera los 4.000 euros.

Las razones para tales precios son más que evidentes, aunque lo que más influye no es el precio inicial del vehículo, sino el coste de las posibles reparaciones. Además, la gran cilindrada que estos automóviles tienen influye negativamente en las posibilidades de sufrir un accidente.

Es por ello que, una persona que decida comprarse una casa de un millón de euros o un coche de 100.000, no debe pensar que el gasto termina ahí… Nadie dijo que ser rico fuera fácil.