Peligros desconocidos del tráfico congestionado

Nicholas se acercó a la puerta de Carrie, y tocó el timbre. Unos segundos después Carrie abrió, y sonriendo le dijo a Nicholas que pasara. Al pisar Nicholas el felpudo, este comenzó a emitir una señal acústica y luminosa. Tranquilo Mateo, dijo Carrie, es el detector de contaminantes de mi alfombrilla que se ha disparado por alguna sustancia tóxica que llevas en las suelas de tu calzado. Espera te daré otros zapatos, y conectaré la televisión para ver qué resultado me está mandando la alfombrilla. Carrie encendió la Smart TV, y activó en ella la app de su alfombrilla: ¡vaya! es alquitrán de hulla. Seguro que has dejado el coche en ese aparcamiento nuevo que está tan transitado. Nicholas, sorprendido, asintió con la cabeza. Jajaja, no te preocupes, vivirás, dijo Carrie. Vamos a descontaminar tus suelas, y nos tomamos un té…

Todos conocemos el peligro que puede asociarse a un tráfico congestionado, fundamentalmente el de sufrir un accidente, el ruido, respirar un aire contaminado, o un ataque de ansiedad porque llegamos tarde…. Sin embargo, en los últimos años se están describiendo otros problemas que son realmente sorprendentes, y preocupantes. Vemos a qué nuevos riesgos se asocia un tráfico congestionado:

Riñón y tráfico congestionado: recientemente se ha publicado que algunas personas que viven cerca de una carretera con un tráfico importante, pueden sufrir una reducción de su función renal (su riñón filtra menos), lo que a su vez puede afectar negativamente a la función cardíaca y cerebral.

Pulmón y autopistas congestionadas: la cercanía de una autopista se asocia a una menor capacidad pulmonar. Así, los niños que viven a menos de 500 metros de una autopista congestionada, presentan un desarrollo pulmonar menor que los que residían a más de 1.500 m. (la materia particulada que genera el tráfico provocaría una inflamación crónica en el tejido pulmonar). Comienza a pensarse que, de seguir circulando vehículos que usen combustibles fósiles, casas y escuelas deberían estar a más de 500 metros de estas autovías.

Corazón y calidad del aire: altos niveles de contaminación del aire pueden provocar en personas predispuestas una arritmia cardiaca. La contaminación también se asocia a arteriosclerosis (endurecimiento de las arterias).

Cerebro y ruido del tráfico: la exposición al ruido del tráfico puede incrementar el riesgo de ictus (accidente cerebrovascular), en personas mayores de 65 años. A mayor ruido, mayor riesgo. El ruido excesivo también puede afectar al corazón, y además deteriora el sistema auditivo.

Trastornos psicológicos y ruido excesivo: niveles de ruido diurno superiores a 65 decibelios, se asocian a estrés crónico.

No todo tiene porqué ser malo, dado que si tenemos un problema médico grave, tener cerca una buena carretera puede salvarnos la vida, ya que nos permite llegar antes a un hospital. Además, algunos problemas (como los de ruido), pueden solucionarse con ventanas atenuantes.

De todas formas, todos estos estudios vienen a indicar que el cambio hacia un vehículo eléctrico, o de otro combustible no contaminante es imparable, tanto por la conservación del medio ambiente, como por nuestra salud.

Por cierto, el alquitrán de hulla que detectó el felpudo de Carrie se utiliza para sellar el asfalto, y para que se vea «como nuevo». Cuando se desgasta por el tráfico, se descompone en pequeñas partículas de polvo que contamina los zapatos, y se acumula en el interior de las viviendas cercanas. Se piensa que estas partículas pueden ser altamente tóxicas.