Recorta, pero no en seguros

Según escribe José María Elguero en El Confidencial, los españoles han gastado casi 3.500 millones de euros menos en la compra de seguros. Esta cantidad representa algo más del 5% de lo que recaudó el sector asegurador en España en 2012. Elguero indica que la reducción se debe a varios motivos: las empresas que han quebrado y dejan de comprar seguros, otras que facturan menos y ven reducida la prima del seguro en consonancia a su nivel de actividad, y empresas que han recortado sin más del capítulo de los seguros para ahorrar o simplemente no han podido abordar el pago de la prima porque no tienen dinero.

En entornos económicos negativos como el actual, la contención del gasto en toda clase de proveedores y servicios es una medida saludable para la supervivencia de la empresa, pero algunas están haciendo recortes conceptuales y lineales de un determinado porcentaje a todos sus proveedores sin distinguir el valor que aporta cada servicio; el que viajaba en business ahora lo hace en turista, el que se alojaba en un hotel de cuatro estrellas ahora se hospeda en uno de tres, el que conducía un coche de empresa de gama alta ahora se desplaza en uno generalista, etc. Es la época del recorte, y al seguro le toca ahora.

Sin embargo, el autor recalca que no somos los españoles los más propensos a recortar en este concepto, ya que menos del 10% lo sitúa como principal punto de reducción del gasto. Los españoles reduciríamos en primer lugar los viajes y las vacaciones, después las actividades deportivas y de ocio y sólo recortaríamos de los seguros antes que hacerlo de la alimentación en el hogar, la educación escolar y el alquiler de la vivienda.

Si hasta ahora la negociación del seguro se caracterizaba por la máxima de más coberturas y más límite asegurado por la misma prima, el paradigma ahora es “lo mismo por menos”. El empresario busca reducir el importe de la prima, que concibe  como un gasto prescindible o, al menos, negociable duramente a la baja. Si es cierto que el precio del seguro es un gasto, no lo es menos que el seguro es una inversión. Y con las inversiones debe tenerse mucho cuidado, porque representan el patrimonio y el futuro de la empresa.

Recortar en seguros no es dejar de renovar los seguros ni rebajar los límites o sumas aseguradas sin más criterio que el de reducir el precio, indica. Eso, en ambos casos, es una gestión extremadamente peligrosa. Una cosa es ahorrar, reducir costes, adaptar el seguro al riesgo y otra es recortar, dejar de comprar y, lo peor, dejar de comprar donde no se debe.

Según Elguero, hay otras formas de reducir de manera eficiente el coste de los seguros, pero primero es necesario que la empresa conozca con detalle cuál es su exposición al riesgo y cuál es su nivel de eficiencia en la gestión así como su apetito o aversión al riesgo. Para ello, apunta,  hay que hacer un diagnóstico -“Doctor, ¿qué me pasa?”­- e identificar las partidas en las que se puede reducir el coste, monetizándolas.