Carrera en la autoescuela

Todos sabemos que uno de los mayores inconvenientes a la hora de comprarse una moto es sacarse el carné. Desde hace algunos años, se han introducido una serie de cambios  (teóricamente para mayor seguridad y preparación de los motoristas) que al final han tenido como resultado más dinero para el Estado y para las autoescuelas, pero menos motoristas en la carretera.

Hoy en día si quieres acceder a una moto de más de 125 centímetros cúbicos debes sacarte el carné A2. Yo provengo de la anterior generación, de la que te sacabas el carné  A y tenías que llevar la moto limitada un par de años. Por supuesto la mayoría le quitamos la limitación al cabo de un mes y los  treinta y cuatro caballos obligados para los novatos se quedaban en el papel de las características técnicas. Pero esa ya es otra historia. A continuación os contaré la historia de cómo me saqué el carné de moto, porque creo que refleja bien algunas de las incoherencias del sistema y lo estúpido de algunas situaciones.

Partamos de la base de que yo llevaba subido a una moto desde los quince años. Después del pertinente ciclomotor tuve, ya con dieciocho, una 125 para la que me tuve que sacar el carnet A1 en su momento y para el que tuve que hacer una prueba teórica específica y un circuitillo con una Vespa. Lo normal vaya. Eso no me eximió de  volver al odiado circuito de rigor cuando me quise sacar el carnet de moto grande. La gran diferencia entre una prueba y la otra residía en que en vez de tener que hacer el circuito con una Vespa, lo hice con una Suzuki 250 de la Autoescuela. Sin duda una gran diferencia. La verdad es que fue bastante más difícil hacerlo con la Vespa. En aquel circuito (al igual que en las prueba de hoy en día) debíamos mostrar nuestras habilidades haciendo todo tipo de maniobras que son ilegales en la carretera, y además ¡Cronometrados! ¿Sorprendente, verdad? La DGT, la gran enemiga número uno  de la velocidad ¡obligando a la gente a correr! Puede que suene gracioso, pero conozco a una persona que no se ha sacado el carnet harto de fracasar en la pruebita de marras.

Como yo nunca he tenido problemas con la velocidad, y además ya tenía experiencia, contraté una única clase en la autoescuela antes de presentarme al examen. El duro trabajo del profesor de la autoescuela consistió en mostrarme el recorrido del circuito y cronometrarme. «¡Un cronómetro!» Pensé «ésta es la mía», ya tenía otra oportunidad para dar rienda suelta a mi frustrada carrera de piloto en un circuito y por cortesía de la DGT. Así que cuando me aseguré de que lo tenía todo controlado de cara al examen, fui a por los tiempos con la moto de la autoescuela.

Lo malo de la moto de la autoescuela era que no era precisamente una moto de carreras y enseguida se me quedó corta en mi objetivo de hacer la `pole position´ en el circuito de tráfico. La gracia del asunto está en que, irónicamente, yo había ido a dicha clase en una que sí lo era: mi antigua Aprilia RS 125 Replica Poggiali con 34 caballos de potencia de serie (más que la 250 de la autoescuela). Así que ni corto ni perezoso le pregunté al profesor de la autoescuela si me dejaba meter mi propia moto al circuito, a lo accedió. La verdad es que era un tío bastante enrollado.  Me preparé, cual Marc Márquez mirando el semáforo de salida… y di gas. El estruendo que salió del motor dos tiempos y del `tubarro´ de mi moto contrastaba con el clima de seriedad y concentración del escenario. Pronto se acercaron profesores de otras autoescuelas que parecían disfrutar con mi entrenamiento particular y se quedaron mirando entre risas.

Yo también disfruté, pero la verdad es que no se le podía sacar mucho rendimiento a la moto, puesto que el recorrido era demasiado corto y no enseña en absoluto a controlar una moto, sólo sirve (en muchos casos) para desanimar a gente, que a diferencia de mí, no han tenido la suerte de poder tener otra moto antes para practicar. Cuando yo llegué al examen del A ya llevaba 25.000 km hechos con una 125 y otros tantos en ciclomotor.

Así que si quieres un consejo, si tienes que hacer el examen A2, pídele a un amigo que tenga una 125 o un ciclomotor con marchas que te lleve un fin de semana a un parking para coger el cayo a la situación, porque como pretendas aprender con una moto de la autoescuela igual te arruinas. Claro que eso no le preocupa a la DGT.

Por cierto, el examen de pista lo aprobé a la primera y mi tiempo más bajo con la Aprilia en el circuito fue de 18 segundos (para pasar la prueba de tráfico hay que bajar de 25).  En el próximo `post´ os contaré lo que me pasó en el examen de carretera, que en ese no tuve tanta suerte. Mientras tanto, ¿os animáis a contar vuestra experiencia en los comentarios?

Vsssss y ráfagas

Actualización: Disfruta de la segunda parte de este post