Mi híbrido no es feo, es Kammback

Aeropuerto. Terminal de llegadas. Domingo por la noche. Dos taxistas hacen cola para recoger a los viajeros que llegan demasiado cansados o demasiado perezosos como para usar el transporte público. Aprovechan el tiempo de espera para cenar algo y así estirar un poco las piernas:

«Mira que es feo tu Prius», le dice el taxista Álex a su colega Fer, a la vez que última su medio sándwich vegetal sin huevo.

«No es feo, tiene personalidad. Prefiero eso a tu Octavia, que tiene menos chicha que tu aperitivo de jubilada», le responde Fer justo antes de atacar un bocata de calamares.

Hace tiempo que los modelos híbridos han llegado a las carreteras y sobre todo, a las calles de las ciudades españolas con la clara intención de quedarse. En vista del definitivo o aún poco impulso de los coches eléctricos, el híbrido se ha establecido como la única alternativa masiva de vehículo que reducirá por ahora, las amenazantes cotas de contaminación del aire que provienen de los motores diesel y/o gasolina.

«Pero si es que mira qué culo tiene, como rajado por la mitad, sin gracia… Me recuerda a una barca que tenía mi tío… «. Comenta jocoso Álex, a la vez que apura una manzana.

«No tienes ni idea. Ese culo que tú dices, es lo más chulo de mi Prius. Y tiene hasta nombre, se llama Kammback, y si te fijas bien, lo llevan ya muchos otros modelos». Le responde Fer, con palillo en boca.

Wunnibald Kamm fue un ingeniero y aerodinamista alemán que demostró hace 80 años que un diseño en forma de gota de agua tumbada, y cortada abruptamente al final, era la mejor opción para conseguir el coeficiente de resistencia al aire más bajo, el célebre «Cx». Con el corte lo que se consigue es que formen menos turbulencias justo al final del auto, de manera que la resistencia al aire sea menor. En los autos híbridos, cuya principal razón de ser es la eficiencia energética, la utilización del «kammback» (no hace falta traducir el «back»), es por tanto una opción de diseño casi obligatoria.

No sólo coches híbridos usan o han usado el modelo «kammback» para su parte trasera. El Audi A2, los Citroën Cx, Gs y C4, entre otros, son algunos de los modelos que claramente llevan esa trasera.

Pero es el Toyota Prius el que ha hecho de esa particular forma, que sigue creando encendidas discusiones entre sus partidarios y detractores, su principal rasgo de distinción. Tanto es así, que resulta difícil imaginar otra forma trasera para sus posteriores «restyling» o rediseños. Lo que es evidente es si pensamos en un coche híbrido es muy probable que el primero que te venga a la cabeza será el Prius. Sus casi tres millones de unidades vendidas (de cinco millones de modelos híbridos vendidos en total) nos da una idea del éxito y posiblemente, del camino a seguir para lograr un parque automovilístico más «verde» y porqué no decirlo, también más raro, aunque eso sí, cada vez menos.

Y para terminar una confesión: si he de coger un taxi y puedo elegir, paro a un coche Prius. Le echaré mucha imaginación a la «carrera», pero es lo más parecido que he encontrado a viajar en una silenciosa y suave alfombra voladora. Y desde aquí lanzo una propuesta a todos los fabricantes… para ¿cuándo un híbrido pequeñito y descapotable? Yo, me lo compraría.