Por qué centrifugamos la ropa

Tras el programa de centrifugado de una lavadora, la ropa ha perdido buena parte del agua que la impregna y sale casi seca, pero ¿por qué sucede esto?

Cuando vamos en el autobús y el conductor toma una curva a 100 km/h, nuestros pies experimentan hacia el centro de la curva una fuerza real que nos hace girar. Pero nuestra cabeza trata de seguir en línea recta.

Para que la cabeza no se separe de los pies, los músculos se tensan, y puesto que nuestra conciencia no está en los pies, pensamos que tenemos que hacer un esfuerzo para compensar la ‘fuerza centrífuga’ que quiere separar la cabeza del resto del cuerpo. La fuerza real es la que nos hace girar, la imaginada deriva del movimiento rectilíneo de la cabeza.

En la centrífuga pasa lo mismo: la ropa gira, forzada por el motor y la polea, pero el agua de dentro de la ropa sigue su línea recta hasta las paredes de la máquina que la absorben. La ropa se va separando del agua y se va secando.

No obstante, cuando nuestra lavadora no funciona correctamente, creemos que hemos centrifugado y, al abrir la puerta, se esparce todo el agua por el suelo. En el peor de los casos, si hay parqué, este puede estropearse o incluso provocar goteras a nuestros vecinos. Por ello, un buen seguro de hogar garantiza la cobertura de los daños a nuestra casa y a la de terceros.